Cuando un niño o adolescente recibe un diagnóstico de cáncer, su familia también inicia un camino complejo y desafiante. Los padres, madres o cuidadores principales se convierten en sostén emocional, gestores de tratamientos, contenedores del miedo… y muchas veces, se olvidan de sí mismos.
En Onkara, creemos que cuidar también es cuidar al que cuida.
El desgaste es real
A lo largo del tratamiento, las personas cuidadoras suelen atravesar:
- Cansancio físico: turnos médicos, noches sin dormir, traslados constantes.
- Agotamiento emocional: miedo, tristeza, incertidumbre.
- Culpa: por sentirse mal, por no poder con todo, por tomarse un respiro.
Reconocer estas emociones no es una debilidad. Es el primer paso para pedir ayuda, para pausar, para respirar.
Estrategias de autocuidado posible
Aunque parezca imposible, hay pequeños gestos que pueden hacer una gran diferencia:
- Respirar conscientemente durante 3 minutos al día.
- Aceptar ayuda. Permitir que alguien más haga una tarea, por mínima que sea.
- Dormir. No siempre será posible descansar mucho, pero sí es importante encontrar microespacios de reposo.
- Hablar. Buscar a alguien de confianza o un espacio de acompañamiento profesional.
En Onkara brindamos no solo atención al paciente, sino también herramientas para que las familias puedan atravesar este proceso con más apoyo, menos soledad y mayor bienestar.
Cuidarte no es egoísta. Es necesario. Porque vos también importás.
